martes, 17 de diciembre de 2019

EL INQUEBRANTABLE ESPIRITU DEL SAMURAI


Japón es el país del  sol naciente, pero poca gente ha profundizado en su ancestral cultura pensando que es casi idéntica a la china. Aunque ambas culturas tienen un origen común desde tiempos prehistóricos, son bastantes diferentes. La época feudal de Japón dura prácticamente hasta finales del siglo XIX, cuando en Europa terminó a finales del siglo XV y principios del siglo XVI aproximadamente.  Los antiguos guerreros japoneses se hacían llamar bushi, de ahí el nombre de bushido al arte de la guerra en que se tenían que ejercitarse.  La sociedad japonesa feudal se dividía en: Nobleza (Emperador y aristócratas) Guerreros (Samuráis y ronins), Campesinos, y por ultimo artesanos y comerciantes. 
Los samuráis prestaban fiel vasallaje al Daimyo (señor feudal) o al Shogun (general). El samurái era un guerrero forjado en desprecio  al miedo, al dolor y a la muerte. Tenían un espíritu inquebrantable y un elevado concepto del honor y la dignidad. Tenían una devoción absoluta hacia su señor, una devoción sobrehumana que iba más allá de la vida. Para el samurái la verdadera victoria se alcanzaba tanto si ganaba un duelo como si perecía en él. Lo importante era vencer o morir con dignidad, honor y valor. Cuando cometían un acto indigno o vergonzoso se veían obligados a suicidarse por medio del ritual del seppuku, que consistía en rajarse el vientre mientras un compañero lo decapitaba para hacer más rápida y piadosa la muerte.  Estos fieros y estoicos guerreros desaparecieron a mediados del siglo XIX en la reforma Meiji.                          

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